La sirena
de trapo del rock mexicano convocó a un concierto para hacer un repaso a sus
más de 30 años en escena titulado “Cronología acústica” en el Teatro de la
ciudad de México “Esperanza Iris”. Hace cuatro años ya del memorable concierto “Línea
del tiempo” en el que por cuatro horas desgranó un repertorio muy completo con
invitados de lujo en el Teatro Metropólitan. En esta ocasión el concierto fue
meditado de manera diferente con una calidad asegurada, como cada presentación
que ofrece.
Una vez más quedó claro que Cecilia Toussaint no es una
cantante encasillable, si bien fue parte de la escena del rock subterráneo e
independiente a mediados de los ochenta, es también una excelente intérprete
con aires de jazz, bolero y otras músicas inclasificables.
Una nueva versión de su clásico “Prendedor” con aires de
blues y la guitarra acústica de su autor, Pepe Elorza, sirvieron como el preámbulo
de una noche llena de buen gusto, de una energía agradable en butacas y una
entrega en el escenario por parte de la portadora de una de las voces femeninas
más entonadas y limpias que hay y habrá en México. Descalza durante las más de
dos horas de concierto, símbolo de humildad y hasta de comodidad, Cecilia
dividió el concierto en varios sets dedicados a los compositores más
emblemáticos a quienes ha dado voz.
Ya con sus músicos de base: Ángel Chacón (guitarra),
Juan Gedovius (batería), Giovanni Buzzurro (bajo) y Pepe Morán (piano) para
el set de Pepe Elorza seguirían la magnífica “Aquí me quedo” (tan potente como
en su primera versión del disco “Noche de día”) seguida de dos temas que no han
sido registrados en la discografía de Cecilia: “Mar de la tranquilidad” y “El
ladrón” y cerrando con “Las calles no cuentan” (incluída en “Sirena de trapo”) también
con los aires jazzísticos que la familia Toussaint guarda en las venas.
En el segundo set se echó en falta al grandísimo Jaime
López, quien por motivos de trabajo no pudo acompañar a Cecilia en esta
celebración. Los temas elegidos fueron “Tres metros bajo tierra” (en su versión
de “Acoso textual”), “Adiós a los dioses”, “No me dejes en Siberia” (de “Tírame
al corazón”), “¿Qué más puedo decirte del mar?” (todos estos temas muy vigentes
en los conciertos de sus últimas etapas) y “Sácalo”, una de las favoritas del
público a pesar del paso del tiempo. Al cierre de ésta se notaron fallos en las
bocinas que la hicieron una versión imperfecta.
Inmediatamente los músicos de Cecilia salieron de escena
para dar paso al gran José Manuel Aguilera, ambos llenaron el escenario en la
que fue sin duda la parte con más fuerza del concierto. “Aire”, canción escrita
para el disco homónimo de Cecilia del año 2001 fue la elegida para abrir la
sección, seguida de “Garzas” (incluida en el disco más reciente de La Barranca “Eclipse
de memoria”), “El cometa” (de “El fuego de la noche” de La Barranca), “Caracol”
(ésta sí de la discografía de Cecilia), “Animal en extinción” (que como lo han
expresado en algún otro concierto en tono de broma es su mayor éxito juntos, incluido
en “Denzura” de La Barranca) y un bis para una canción que les queda como
anillo compartido: “Centella” (de “Providencia”, también de La Barranca). La
participación de Cecilia como segunda voz en los discos de José Manuel Aguilera
ha sido tan bien lograda que los temas parecen de uno y otro intérprete por
igual. Queda pendiente algún proyecto en el que registren ese repertorio
tan intenso que logran juntos.
Llegados a este punto es gratificante escuchar letras tan
bien cuidadas de tres grandes compositores contemporáneos de nuestro país,
Cecilia ha sabido guardar un repertorio digno y auténtico. Sus músicos de base
volvieron a escena junto con un piano para realizar un homenaje a la gran
Consuelo Velázquez, a quien le dedicó un disco entero en 2004, quien se
convirtió en una amiga que la motivó en momentos duros de su vida, confesó esta
noche. De la gran bolerista mexicana interpretó “Corazón”, “Ser y no ser”, “Al
nacer este día” (tema que la compositora le otorgó en exclusividad a Cecilia), “Franqueza”
y “Que seas feliz”. En este set el ambiente en butacas fue muy respetuoso pero
recibió aclamaciones especiales al finalizar cada tema.
Tocaría el turno a un nuevo talento, un compositor joven con
quien prepara su próximo disco de estudio, cuyo título tentativo es “Faro”. Se
trata de Ricardo Salvador Carrillo, quien puso guitarra y voz a dúo para los
temas “Cómo no te voy a odiar”, “Amanece en Italia” y otro con título
desconocido en el que invitaron al público a participar con las palmas. Una vez
abandonado el escenario Ricardo volvió con los aplausos del público confesando
que no tenía preparada otra canción y repitieron la breve “Cómo no te voy a
odiar” con aires folk y de bolero.
Llegados a este punto se anunciaba el final, para el cual
Cecilia interpretó dos temas de otros compositores: “España” de su hermano
Fernando (que lleva años interpretando en los conciertos sin haberla registrado
en su discografía) y “Más que una razón” de Gabriel “El Queso” Bronfman.
Quedaron fuera de esta cronología composiciones sueltas que ha interpretado de
Emilia Almazán, Fito Páez o Jorge Drexler, incluso sus propias letras, pero no siempre se puede dar gusto a
todos. Una vez más se ratifica la versatilidad de Cecilia, que la ha
posicionado como una de las más respetables intérpretes de México, a pesar de
lo cual se le sigue debiendo un reconocimiento más honesto porque es una figura
irrepetible que lo merece, una carrera tan digna como actriz, cantante e
impulsora de la cultura la respaldan.